I- El viaje Anaïs es feliz. Ella podrá disfrutar de unas vacaciones de tres semanas en el Caribe. Una estancia ofrecida por sus padres que están tan orgullosos de su hija. Acaba de terminar sus estudios para convertirse en arquitecta. Anaïs tiene 24 años, es una pequeña pelirroja de 1m65, muy delgada con piel lechosa salpicada de bonitas pecas. Es muy deportista y un poco temeraria porque practica escalada y buceo. Durante 4 años, había estado saliendo con Marc, un chico bonito un poco tímido. Por desgracia, esta no está muy centrada en el sexo, a diferencia de la bella Anaïs, y acaban de romper permanentemente. Anaïs ya había hecho varias pausas con Marc para tomar su pie. En los últimos meses, ha multiplicado las conquistas, sin éxito, siempre frustrado y decepcionado con sus múltiples socios...
Estos padres le ofrecieron un viaje en clase ejecutiva, ella entra en el avión, está en la fila 2 en el lado de la ventana. Un joven ya está sentado al lado del pasillo, ella le pide perdón, él se levanta ligeramente para dejarla pasar, sus ojos se encuentran. La mirada del hombre parece huir de Anaïs, parece avergonzado, pero Anaïs siente que inmediatamente lleva sus ojos a estos pequeños pechos que sudan bajo su blusa de nácar. Ella sonríe... El hombre es Eddy, una mujer de raza mixta de 27 años. Su padre es antillano, un ex soldado, y su madre brasileña, una ex bailarina de un famoso cabaret parisino. Es alto, muy alto acercándose a los 2m. Muy delgado, no le gustan los deportes pero es un apasionado de los coches. Sueña con poder conducir coches en un circuito. Después de estudios estudiosos, logró conseguir un trabajo como controlador de gestión junior en una compañía de seguros. También regresó de entrenar en Francia y su hermana, una anfitriona de unos treinta años, le consiguió un ascenso a clase ejecutiva. Por el lado del corazón, Eddy es muy tímido y ha tenido pocas experiencias románticas, siempre muy cortas. No es que no sienta la necesidad de cazar a la gacela, pero estas prioridades son diferentes hoy, quiere tener éxito profesionalmente.
Hablarán durante horas, mientras eran completos extraños el uno para el otro, hace solo unos minutos. La corriente pasa, y nuestro tímido Eddy aprecia a la pequeña pelirroja. Se cuentan mutuamente sobre sus respectivos viajes, sus viajes y sus planes para el futuro. Curiosamente, los dos evitan evocar sus idilios pasados. Suponemos un pequeño juego de seducción que se establece durante todo el vuelo. Anaïs está bajo el hechizo del hermoso ébano, incluso si le gustan más bien cuarteles y deportivos, encuentra que exuda un poder con su gran tamaño y calma. Cada vez que sus ojos se encuentran, tiene una sensación extraña que nunca ha sentido. Se pregunta si esto es amor a primera vista, porque no sabe si es su físico atípico lo que la atrae o algo más. El aterrizaje está cerca. A pesar de que se siente más cómoda con esta fase del vuelo, Anaïs de repente se queda en silencio y guarda sus cosas. Eddy siente que podrían dejarse el uno al otro sin volver a verse. Luego garabatea su número de teléfono en un pedazo de papel y se lo entrega diciendo: si quieres, podría mostrarte un poco de Martinica, ¿estoy de permiso mañana? Con una gran sonrisa, ella responde: ¡oh, eso sería realmente genial! Te llamaré mañana. Después de un aterrizaje suave, el avión se vacía, recuperan su equipaje y Anaïs promete llamarlo.
